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    Claves para ser un buen emprendedor. ‘Startups’ y titulitis
    Business TIPS

    Claves para ser un buen emprendedor. ‘Startups’ y titulitis

    ¿Todavía piensas que necesitas irremediablemente sacarte una licenciatura y dos másteres antes de crear una startup de éxito o para…
    4 de abril de 2023

    ¿Todavía piensas que necesitas irremediablemente sacarte una licenciatura y dos másteres antes de crear una startup de éxito o para entrar a formar parte del equipo de una? No, ¡esto no es lo que nos está diciendo el mercado, afortunadamente!

    El mundo ha sufrido una transformación sin precedentes y, aunque la formación sigue siendo fundamental (luego veremos de qué manera), acumular títulos académicos para poder encajar en el modelo de titulitis que se impuso décadas atrás ya no es la condición sine qua non para llegar a ser un buen emprendedor.


    No son la excepción: son las impulsoras de un gran cambio

    Coco Chanel, precursora de la moda funcional, cómoda y práctica; Bibi Russell artista por la paz y reconocida diseñadora por la UNESCO; Lola Piña reivindicando el oficio de modista; Inés Echevarría impulsora del activismo cotidiano y la solidaridad apasionada del emprendimiento social. 

    Mujeres que transformaron el mundo apostando por sus ideas, con la ayuda de su conocimiento en el sector y la experiencia, para dar forma a lo que hoy en día conocemos como una startup. ¿Crees que ellas son una excepción? No, no lo son.

    Actualmente, podríamos engrosar esta lista con nombres que han seguido su estela en todo el mundo: personas que, sin haber obtenido unos estudios universitarios, han concebido proyectos exitosos y de renombre como: Pepita Marín y Alberto Bravo de We are knitters, Idoia Cuesta de Cestería Contemporánea, Emilia Martínez y Joan Olivé de La Manual Alpargatera, Lourdes y Daniel de PERCENTIL… ¡La lista sería interminable!

    Ahora bien, ¿por qué todos ellos decidieron no proseguir con su formación académica? ¿Cómo lograron hacer realidad sus ideas de negocio sin adquirir los conocimientos de una formación reglada? ¿Qué tienen en común estas personas? ¿Qué podemos aprender de ellas? ¿Qué cambio impulsaron al romper las reglas establecidas? ¿Qué entienden entonces las startups por competencia profesional?  ¿Qué carencias pone de manifiesto este nuevo escenario en el modelo de universidad aún imperante? Vayamos por partes.


    Los principios de una ‘startup’ no son los de las antiguas organizaciones

    Una empresa emergente o startup es una organización de personas con una alta capacidad de cambio e innovación que desarrolla y comercializa productos o servicios orientados al cliente valiéndose, normalmente, de las tecnologías de la información y comunicación (TICS). Esta definición ya nos da muchas de las claves de por qué el éxito de las startups no está correlacionado con la titulitis; es decir, con la valoración desmesurada de los títulos y certificados de estudios como garantía de los conocimientos de alguien. Y es que, tal como afirma Bill Gates, la competencia y habilidades no dependen de un título oficial. ¿Entonces, de qué dependen?


    Visión, superación del miedo y aprendizaje de los errores

    Todos los creadores de startups tienen una mente innovadora. Esto significa que tienen la capacidad de ver oportunidades en el mercado que otros no ven. Sin embargo, abrir nuevos caminos intransitados requiere estar dispuesto a correr riesgos e incluso a fracasar para aprender de los errores

    ¿Hablamos de una especie diferente de humanos que no sabe lo que es el miedo? ¡En absoluto! Todos ellos reconocen tenerlo, pero como afirma el propio Elon Musk, «La firme creencia de que lo que haces es sólido te empuja a seguir adelante y anula el gran temor que sientes». De hecho, en este vídeo, explica que él sabía que Tesla y Space X ―dos de sus grandes compañías― iban a fracasar en un principio. Aun así, invirtió su dinero en ellas y, cuando las pérdidas le impidieron hacer frente a los gastos básicos, pidió dinero prestado para no dejarlas morir. ¡Nadie dijo que fuera fácil!


    Organigramas verticales que promueven la creatividad y la agilidad

    Otro rasgo característico de las startups de éxito es que no funcionan con organigramas verticales: la innovación y la creatividad quedan constreñidas (o directamente ahogadas) en ámbitos poco flexibles en los que cualquier idea debe pasar por múltiples departamentos que, a su vez, están excesivamente protocolizados.

    En cambio, los organigramas horizontales facilitan y promueven la agilidad en la implementación de procesos cuando cualquier miembro del equipo aporta algo interesante. Esta capacidad de respuesta y la motivación que impera en este tipo de organizaciones explica, en gran medida, que su evolución sea constante y rápida.


    Modelos de financiación nuevos e inversiones austeras

    La mayoría de las startups de éxito no han contado con una gran inversión inicial en sus comienzos: han sabido optimizar el uso de las nuevas tecnologías y aplicar su creatividad para lograr simplificar procesos y reducir sus costes al mínimo. Asimismo, en muchos casos, han recurrido a los business angels, al crowfunding o a inversores privados para financiar sus proyectos. ¡Cualquier buen empresario sabe reconocer una buena idea de proyecto!


    La tecnología y su capacidad de cambio son sus grandes aliados

    En el escenario actual, no estaríamos hablando de startups sin Internet ni las nuevas tecnologías digitales. La comunicación y el marketing online son sus grandes aliados para darse a conocer, crear branding (construcción de marca), llegar a muchos más consumidores potenciales, atender sus demandas (incluso por encima de sus expectativas), dialogar con ellos, tener en cuenta su feedback, extraer información relevante sobre lo que se está haciendo bien y lo que debería cambiarse, y diseñar continuamente nuevas estrategias en función de los resultados para seguir mejorando.

    Todos estos factores, sumados, crean las sinergias necesarias que posibilitan el rápido crecimiento y expansión de una startup


    Tú también puedes

    Hoy, incluso desde casa, se puede poner en marcha un proyecto y trabajar con un buen equipo de colaboradores en remoto partiendo de una financiación modesta. Eso sí, hay que desarrollar bien la idea de producto o servicio, definir correctamente el target, crear un equipo competente e implicado, aprender a aprovechar las nuevas tecnologías y ¡estar dispuesto a sudar la camiseta mientras se hace la travesía en el desierto! Si se llega a puerto, la posibilidad de que una aceleradora de startups se muestre interesada en impulsar la empresa es alta, ya que ese es, precisamente, su cometido.

    No hay nada imposible si crees en ti misma
    No hay nada imposible si crees en ti misma

    ¿Qué hay acerca de la formación?

    Tomar la decisión de crear una startup sin tener una licenciatura o un máster no significa lanzarse inconscientemente a la aventura sin formación alguna. Todos los emprendedores que hemos nombrado se han ido formando a medida que su actividad les demandaba conocimientos específicos y, sobre todo, han sabido rodearse de personas con talento que sí dominaban las áreas en los que ellos tenían lagunas (no olvidemos que un equipo multidisciplinar es la piedra angular de una empresa). 

    Tomando en cuenta lo anterior, lo más importante es tener la capacidad de resolver los problemas que se van presentando en todo proyecto. ¡No podemos pretender saber de todo para arrancar un proyecto! Lo fundamental es que tengamos visión. Entonces, seremos capaces de ir estableciendo todo lo demás.