736 millones de personas aún viven en la pobreza extrema, sufrimos altos índices de contaminación y tenemos un modelo de vida que no respeta los límites biofísicos del planeta.
En septiembre del 2015, conscientes de esta realidad, los líderes mundiales adoptaron, en el seno de Naciones Unidas, un acuerdo. La agenda 2030 y los ODS.
Se trata de un acuerdo internacional sin precedentes con vigencia hasta el año 2030, reconociendo la importancia de abordar la lucha contra la pobreza, el cuidado del planeta y la disminución de las desigualdades.
Los contenidos de la agenda 2030 se basan en 5 elementos fundamentales; las personas, el planeta, la prosperidad, la paz y las alianzas. Para conseguirlo se propusieron 17 objetivos de desarrollo sostenible.
Cada uno de estos objetivos se detallan en metas e indicadores que nos irán mostrando si avanzamos por el buen camino. La manera más fácil de alcanzar estos objetivos es la implicación de los gobiernos, las instituciones públicas, el sector privado, entidades sociales y todas las personas que habitamos en el planeta.
Los objetivos de desarrollo sostenible, también conocidos por sus siglas ODS, son una iniciativa impulsada por Naciones Unidas. Fueron creados con el propósito de crear un conjunto de objetivos mundiales relacionados con los desafíos ambientales, políticos y económicos a los que nos enfrentamos.
Esto significa que los gobiernos, empresas, organizaciones e instituciones deben trabajar para poner fin a la pobreza, combatir las desigualdades y hacer frente al cambio climático.
Como veremos, la creatividad, el conocimiento, la tecnología y los recursos financieros de toda la sociedad serán necesarios para conseguir los ODS en cada uno de sus ámbitos.
El objetivo de este post es darte a conocer aquellos objetivos relacionados con la industria textil y de la moda, dos industrias que están en el punto de mira por su elevado impacto medioambiental.
Debes tener en cuenta que aunque no vamos a nombrar cada uno de ellos. Los 17 ODS están conectados entre sí, ya que las intervenciones en una de las áreas afectan a los resultados de las otras.
Uno de cada cinco habitantes de las regiones más vulnerables del planeta vive con $1.25 por día. Los países con un elevado porcentaje en producción textil, son aquellos en los que las regulaciones laborales son más laxas o en algunos casos inexistentes.
China, Bangladesh e India son los países elegidos por muchas empresas del mundo de la moda en busca de bajos costos para obtener una rentabilidad rápida y sustanciosa. Pero el coste ambiental y humano es elevado.
Por ejemplo, en Bangladesh, la explotación infantil en la industria textil es uno de los problemas más inquietantes dadas las condiciones en las cuales se encuentran muchos niños y adolescentes entre 5 y 17 años.
Una de las metas de este objetivo es mejorar la calidad del agua, eliminando el vertimiento y minimizando la emisión de productos químicos y materiales peligrosos. De este modo, se pretende reducir la contaminación de las aguas residuales no tratadas que, actualmente, afecta a la salud de millones de personas.
Este objetivo pone énfasis en la necesidad de construir infraestructuras de saneamiento, abastecimiento y distribución del agua. También contempla el desarrollo de estrategias para poder evaluar el tratamiento del agua en las fábricas textiles.
Uno de los puntos que recoge este objetivo es la protección de los derechos laborales, un trabajo decente para todos y la promoción de un entorno de trabajo seguro y sin riesgos. En particular, para las personas con empleos precarios y las mujeres.
Otro de los puntos es la estimulación del crecimiento económico sostenible mediante el aumento de los niveles de productividad y la innovación tecnológica.
Fomentar políticas que estimulen el espíritu empresarial y la creación de empleo es crucial para este fin, así como las medidas eficaces para erradicar el trabajo forzoso, la esclavitud y el tráfico humano.
El ciclo de vida de los productos generados por la industria de la moda son de corta duración. El impacto negativo que generado se traslada a diferentes ámbitos de la cadena de producción, como los sueldos precarios que reciben los trabajadores, las condiciones laborales en las que se encuentran y las consecuencias que produce en el medio ambiente y la sociedad.
La industria textil y de la moda deberá cambiar el sistema de producción comenzando por las materias primas que utiliza, buscando una alternativa al uso de sustancias tóxicas y pensando en el desecho de los productos que generamos.
También será necesario fomentar la práctica de buenos hábitos de compra entre los consumidores.
Una quinta parte del consumo global de energía en 2013 provino de fuentes renovables. En efecto, es urgente apostar por la reducción de la huella ecológica mediante un cambio de métodos de producción, consumo de bienes y recursos.
Por eso, la gestión eficiente de los recursos naturales y la forma en la que eliminamos los desechos nocivos y contaminantes son fundamentales para poder lograr este objetivo.